A ti
Aquí estoy otra vez, por fin, sentada frente a ti, y tengo
que reconocer que te echaba de menos. Aunque tú no te lo creas, aunque sé que
ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vine a verte. Pero sabes que no
te había olvidado, sabes que he añorado como nadie esa calma que me invade cada
vez que me siento a mirarte.
A ti, que me recibes tantas veces enfadada. Que te revelas,
te revuelves y te alzas contra todo demostrando que puedes ser y eres, cuando
quieres, la más brava.
Pero echaba de menos sobre todo verte en calma. Ver cómo te
meces relajada, como vas y vienes y susurras cosas que sólo se escuchan
cerrando los ojos y dejándose acariciar por el mismo viento que te acerca con
cuidado hasta la orilla, aunque tú después te empeñes en alejarte de nuevo.
Porque te echaba de menos así, como echas de menos al sol
cuando se esconde a tu espalda, o a la última gaviota que antes de que acabe el
día se posa sobre tu agua mientras le das de comer.
Y echaba de menos tu olor, tu brillo infinito, tu brisa
cargada de sal que riza un poco más mi pelo y tiñe de oscuro mi piel cada vez
que estoy contigo, mojándome en ti y observándote enredada en el enigma de
poder ver dónde empiezas pero nunca donde acabas.
Y es que eres y serás siempre un misterio, el más bonito de todos, uno que me ata, me atrapa y me atrae para siempre hacia su orilla. Porque eres confidente, compañera y a veces, cuando la tormenta llega, decides ser enemiga. Pero sobre todo eres refugio de los que viven en ti, y la mejor vía de escape para los que, como yo, te tienen lejos pero nunca, aunque quisieran, podrían dejar de venir a contemplarte.
Comparto ese sentimiento,pero no podría haberlo expresado nunca tan bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
http://uncuadernoenblanco.blogspot.be/